viernes, 12 de febrero de 2010

Los dones de la Luna Roja

Las antiguas culturas conocían sin duda el poder la menstruación, un saber y aceptación que aún persiste en determinadas aunque escasas sociedades; pero ocurrió que los varones de las primeras sociedades empezaron a considerar este poder como un peligro para ellos, con lo que aquellas practicas que las mujeres habían establecido para tratar con las energías creativas inherentes a un proceso natural de sus organismos se convirtieron en objeto de duras críticas. La menstruación pasó así de considerarse santa y sagrada a convertirse en sucia y contaminante, y se fomento la idea de que la mujer esos días era una fuente de “energía destructiva andante”, en base a que tras su feminidad escondía un tremendo poder mágico. Se llegó a la conclusión de que la única forma de contener tal poder era alejar a la mujer de la comunidad y de la tierra, pues se pensaba que esta magia “desenfrenada” no sólo afectaba a todo aquello que estaba en contacto con la propia mujer, sino que era especialmente peligrosa para los hombres y su modo de vida, sus pertenencias y sus ganado.

El tabú menstrual no se limita únicamente a las sociedades primitivas o al pasado, pues incluso en nuestros días muchas religiones restringen física y mentalmente a la mujer durante su período. Por ejemplo en la cultura islámica, una mujer que está menstruando tiene prohibido entrar en una mezquita, norma cuya transgresión estaba penada antiguamente con la muerte. Por su parte, la menstruación representa para algunas culturas cristianas el pecado original de Eva: con él nacen todas las mujeres cristiana, quienes se “ven obligadas a expiarlo continuamente si quieren ir al cielo”. De lo que “deduce” que ninguna mujer es suficientemente sagrada como para tomar parte activa en la religión.

Tenemos que darnos cuenta, de que una parte de nuestra actitud respecto a la menstruación ha sido creada por la sociedad; una vez que lo hagamos, podremos deshacernos del condicionamiento social y tendremos de la oportunidad de conectar con las energías creativas vinculadas al ciclo menstrual.

Las energías del ciclo menstrual no deben restringirse ni controlarse, puesto que el hecho de bloquearlas o coartarlas puede hacer que se vuelvan destructivas; por el contrario debe aceptarse como un flujo que tiene su propio modo de expresión y contra el que no podemos luchar. De este modo evitamos correr el riesgo de hacernos daño tanto física como mentalmente. No en vano, la mujer que opone resistencia está negando su propia naturaleza, por lo que el resultado suele ser la agresión, la ira y la frustración; razón suficiente por la que debemos permitir que las energías menstruales encuentren su expresión en los múltiples aspectos de la naturaleza femenina creativa.

La menstruación es una fase de introspección, un momento para escuchar a tu interior y a tu cuerpo. En el sangrado disminuyen en gran medida las barreras entre tu mente consciente y subconsciente, lo que te permite abrirte, y generar una interacción con tu consciencia corporal. Esta fase implica un retiro meditativo, pero eso no la convierte en negativa; casi siempre conlleva una sensación de aceptación y de formar parte de un todo, es una oportunidad ideal para dejar que tu expresión interna (subconsciente) llegue hasta tu mente despierta.

Este periodo brinda la capacidad de aumentar el conocimiento de las energías creativas, que antes de la menstruación eran inspiradoras, y ahora se conviertan en visionarias. El hecho de replegarse hacia el interior refleja que se siente la necesidad de tomar conciencia de nuestros niveles internos. El cuerpo incluso necesita dormir más, y la mente requiere más tiempo para soñar. Tus sueños pueden enseñarte mucho acerca de tu estado interior, de tu cuerpo, y de tu mente.

La necesidad física que te impone la menstruación es la de llevar un ritmo de vida más relajado. Los procesos mentales se tornan más lentos y hasta pueden detenerse totalmente en un punto de meditación o de trance. Las emociones sin embargo salen a la superficie con facilidad y extrema sensibilidad. Por ello te conviene alterar tu percepción en este aspecto; y en lugar de mantener un vínculo empático con las personas (experimentando las emociones como si fuesen tuyas), puedes actuar activamente sintiendo compasión por ellas/os. El hecho de sentir por los demás, en lugar de con ellas/os, te permitirá ofrecerles tu ayuda. Al cambiar la empatía por la compasión, puedes ayudarle desde la compresión.



Ejercicios:

- Meditación menstrual

Siéntate o recuéstate en un ambiente tranquilo y oscuro, y deja que tus ojos se acostumbren a la falta de luz. Siéntete segura y a salvo entre la reconfortante y protectora calidez de la oscuridad. En ella eres capaz de olvidar. La oscuridad de todas las cosas y la de tu propio interior te circundan; ábrete a ellas: el miedo no existe, sólo la aceptación, el amor y la reconciliación. Sobre ti ves la oscuridad del espacio y el resplandor de las galaxias y las estrellas; contempla la luna nueva y siente la presencia de la luz que brilla detrás. Acepta la oscuridad de tu interior, no como un aspecto malo sino como un manantial de renovación y transformación. La oscuridad es el origen de todos los seres: El Útero: oscuro, húmedo y protector; la fuente que te dió la vida y a la que regresarás...

- Toma conciencia de tu útero:

Siéntate comodamente en una habitación tranquila. Tal vez ya hayas practicado la visualización en otra oportunidad, pero si es la primera vez, siéntate en una silla con la espalda recta y las manos apoyadas sobre el regazo o los muslos, e inclina la cabeza hacia delante; otra posibilidad es que te acuestes en el suelo, con los brazos y las piernas levemente abiertas y apoyes la cabeza sobre algo blando, pero en esta posición corres el peligro de quedarte dormida.

Cierra los ojos y relaja tu cuerpo. Mientras espiras imagina que todas las tensiones y preocupaciones de la vida cotidiana salen de tu interior y caen sobre la tierra. Toma conciencia de tus pies y de la sensación de presión que recae sobre ellos. Deja que tu mente recorra tu cuerpo y reconozca los pies y las piernas, los brazos y las manos, el abdomen y el tórax, la cara y los hombres y el ritmo de tu respiración. Por último toma conciencia de la totalidad de tu cuerpo.

Ahora concéntrate en el útero: las trompas de Falopio se encuentran a cada uno de sus lados, y los ovarios en sus extremos. Céntrate en uno de tus ovarios y luego en el otro. Ahora visualiza cómo el útero aumenta de tamaño hasta abarca todo tu cuerpo. Siente cómo las trompas de Falopio extienden desde tus hombros y visualiza tus brazos, que se abren en ramas y están cargados de huevos cual si fuesen frutos en tus manos. Deja que la energía creativa de tu útero emerja desde tu interior, circule por tus brazos y llegue hasta tus dedos hasta hacerlos hormiguear. Asimila completamente la imagen de tu útero.

Poco a poco baja los brazos y deja que el útero vuelva a su tamaño normal. Reconoce mentalmente su presencia y luego toma conciencia del resto de tu cuerpo. Por ultimo abre los ojos y respira profundamente.

Después de este ejercicio es probable que te sientas muy serena o que tengas la necesidad de crear algo con el fin de utilizar la energia que ha surgido. No tienes por qué hacer una obra maestra; simplemente usa tu energía en la vida cotidiana, los trabajos manuales, la música, la poesía, la cocina, la jardinería, o bien en tus relaciones con los demás, ayudándoles a solucionar problemas o a sobreponerse a ellos.

- Nota de recomendación:

Si utilizas tampones, deja de hacerlo durante un tiempo para poder experimentar el sangrado. Los tampones anulan mentalmente la evidencia de la menstruación y hace mas difícil que la mujer la acepte. Prueba con las compresas; incluso puedes añadir la novedad de hacerlas tu misma con gasa o tisú y algodón, lo que dará la oportunidad de utilizar productos naturales y reciclables si así lo deseas. Observarás que por razones prácticas sólo podrás poner en práctica esto cuando no estés trabajando, ni tengas prisas, ya que los efectos derivados de sentir el flujo de sangre (una ralentización generalizada en la manera de moverte, comportarte y llevar a cabo las tareas que quieres hacer) se hacen más perceptibles.

- Extraidos fragmentos del libro de Miranda Gray: LUNA ROJA "Los dones del ciclo menstrual".

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